Cuando hablamos de desarrollo profesional, hay una teoría obstinada de que las mujeres son menos ambiciosas que los hombres. Con la edad y la maternidad, dice la historia, las mujeres bajan sus metas profesionales. Se pierden los primeros puestos en las empresas no porque no puedan hacerlo, o porque la oportunidad no exista, sino porque realmente no los quieren.
Sin embargo, una investigación llevada a cabo analizando los resultados de las encuestas de 200.000 empleados, demostró que eso no es cierto. El problema es más sutil y más sencillo de lo que la mayoría de los directores ejecutivos piensan.
Según dicho estudio, las mujeres comienzan sus carreras con la misma ambición que los hombres. Es cierto que los niveles de ambición de las mujeres varían, pero varían según la empresa y no según la situación familiar. Cuando las empresas crean una cultura y una actitud positiva con respecto a la diversidad de género, todas las mujeres, madres incluidas, están ansiosas por avanzar.
En otras palabras, el problema no es inherente ni está relacionado con la maternidad, sino que depende de las experiencias cotidianas de las mujeres en el trabajo. La ambición no es un atributo fijo, sino que se nutre, o se daña, con las interacciones, conversaciones y situaciones cotidianas a las que se enfrentan las mujeres con el paso del tiempo.
La buena noticia es que estos factores están totalmente bajo el control de la empresa. Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto? La investigación señala cuatro pasos que pueden hacer que el liderazgo sea más inclusivo y mejore la diversidad de sus equipos:
- Tome sus decisiones de contratación de forma objetiva basadas en datos cuantificables.
- Supervise el contexto en el que se desarrollan los contactos informales dentro de su empresa.
- Promueva el trabajo flexible.
- Involucre a todo el mundo y haga un seguimiento de su progreso hacia la diversidad de género.
Las mujeres son ambiciosas, pero también racionales. Si el liderazgo parece atractivo y posible, quieren ser líderes. De lo contrario, pueden tomar la decisión razonable de no participar. Para los CEOs esto representa una gran oportunidad. Creando la cultura organizacional adecuada, las empresas pueden promover la ambición de hombres y mujeres por igual, y aprovechar un grupo de talento más amplio para crear el equipo directivo necesario para ganar en el futuro.
Fuente: BCG
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