Gordon Pigg comenzó su carrera de emprendedor con la edad de nueve años, cuando decidió abrir un puesto ambulante de venta de limonada. El colegio casi había terminado y necesitaba dinero para poder ir a Disneyland.

Gordon fue en busca de su padre, que estaba sentado leyendo el periódico.

-Papa, quiero poner un puesto de venta de limonada.

-Bien -contestó su padre.

-¿Me podrías dar 30 dólares para empezar?

-¿Qué? -el Sr. Pigg bajó el periódico.

-Quiero que me des, uh, 20 dólares para abrir un puesto de limonada.

-Si tienes edad para abrir un negocio, debes tener edad para saber que nadie te da dinero para abrir un negocio.

-Entonces, ¿cómo consigo el dinero?

-No lo llames dinero, llámalo “Capital”

El Sr. Pigg era muy detallista.

-Tienes dos formas de conseguir capital para tu puesto de limonada, podría prestarte el dinero o bien invertir el dinero en tu negocio.

-¿Cuál es la diferencia?

El Sr. Pigg puso el periódico encima de la mesa (una buena señal).

-Si te presto el dinero debes devolverlo. En el caso de que invierta con dinero, pues sería propietario de una parte del negocio.

-¿Qué parte? ¿El puesto o los limones?

-No, no es así como funciona. Siendo inversor me pertenece parte de los limones y parte del puesto. Sería dueño de parte de todo lo que tiene el negocio.

-Pues, ¿si pido prestado? ¿Cuándo tendría que devolver el dinero?

-En tres meses.

-¿A mediados de julio? Eso sería demasiado cerca de la fecha del viaje a Disneyland, así que puedes ser un inversor.

-Un inversor que invierte en un nuevo negocio se llama “Socio Inversor de Capital Riesgo”.

-Vale, puedes ser mi socio capitalista de capital riesgo.

El Sr. Pigg se reclinó en el sillón y dijo:

-Pues como tu socio capitalista quiero saber cómo utilizarás los 20 dólares en el puesto de limonada.

-Venderé limonada.

-Eso no es suficiente, si voy a invertir, quiero saber tus planes de elaboración del producto (limonada), dónde lo vas a vender, a quién se lo vas a vender y qué tipo de puesto vas a utilizar.

-¿Por qué?

-Porque si voy a dar dinero, quiero estar seguro de lo que haces.

-¡Oh! Bueno.

Gordon le redactó a su padre un plan de negocios de tres páginas. El Sr. Pigg se lo calificó con una “B” e invirtió los $20 en la mitad del negocio de limonada.

Al día siguiente el Sr. Pigg llevó a Gordon a la tienda para comenzar su stock de suministros. Gordon eligió una caja de limones, 20 lbs (libras de peso) de azúcar y 20 lbs de hielo, luego fue a mirar los vasos.

-Mira mamá, puedo comprar 500 vasos por $4, pero puedo comprar 5.000 vasos por solo $20. Los vasos saldrán la mitad de precio si compro las 5.000 Uds.

-Pero Gordon, tu solamente tienes $20 para la compra, si te gastas esa cantidad en los vasos no podrás comprar ni los limones, ni el azúcar, ni el hielo.

Gordon comprendió que su presupuesto para materiales de $20 no le permitía la compra de los 5.000 vasos así que compro 500 por $4.

Al llegar a casa Gordon apuntó todo lo que había gastado en comprar limones, azúcar, hielo, agua y vasos.

Después de abrir el puesto de limonada anotaba también cada vaso de limonada que vendía y a quien. Este era el sistema de contabilidad de Gordon, así guardaba un registro de gastos e ingresos y otros datos financieros o relacionados con el dinero.

Avanzada la semana, la Sra. Pigg revisaba su cocina que estaba cubierta de jugo de limón, azúcar y agua. Llamó a Gordon.

-Si tus planes son de elaborar la limonada en mi cocina tendrás que limpiar este desorden.

-Así lo hice, ya está.

-Si vas a utilizar la cocina, tendrás que pagar alquiler.

-¿Qué es alquiler?

-Alquiler es lo que se le paga a alguien para poder utilizar su propiedad. Esta cocina es de mi propiedad y observo que el hecho de tenerte aquí durante todo el verano mezclando limonada tendrá un coste para mí, por lo tanto, te cobraré $5 al mes de alquiler.

La Sra. Pigg echó un vistazo de nuevo por la cocina y dijo:

-¡Y tendrás que mantenerla bastante más limpia o te subiré el alquiler!

Mientras Gordon limpiaba la cocina de nuevo, pensó en los 5 galones que estaban en la nevera de su madre. Tenía 5 galones de producto en su inventario listo para vender. La producción de la limonada le costó $1,60 por galón así que Gordon tenía un inventario por valor de $8. Tendría que decidir la cantidad a ganar en cada vaso. Le hubiese gustado ganar $10 por vaso, pero sabía que nadie le compraría la limonada a ese precio.

Gordon calculó que cada vaso tenía un costo de 10 centavos, contando los limones, azúcar, hielo, vasos, su tiempo a $2 por hora y el detergente con el que limpiaba la cocina. Debido a que el coste bruto del producto era 10 centavos, Gordon fijó su precio a 25 centavos por vaso, consiguiendo así un 60% de margen bruto. En otras palabras, el 40% del precio de venta cubre el coste de limonada y el 60% es el margen bruto.

Esa semana, cuando Gordon vendió 100 vasos de limonada, obtuvo $25 en efectivo. $10 correspondían al coste del producto, los otros quince dólares que le quedaban eran las ganancias brutas. ¡No estuvo nada mal para ser su primera semana!

Después de obtener las ganancias brutas le restó su sueldo semanal y lo que había gastado en marcadores y cartulinas para los carteles de propaganda. El dinero que le sobró eran sus ganancias netas.

Un día de lluvia de la siguiente semana, Gordon tuvo muy pocos clientes y le sobraron galones de limonada. La cantidad de mercancía (10 galones) era muy elevada y la demanda (a 25 centavos por vaso en un día de lluvia) era muy baja.

Gordon no hizo más limonada durante varios días, pero seguía lloviendo y la cantidad de mercancía bajó solo un poco (a 9 galones). En su desesperación, Gordon bajó el precio a 15 centavos/vaso y así consiguió vender casi toda la limonada. La cantidad de mercancía (3 galones) era baja y la demanda, aun siendo un día de lluvia, a 15 centavos/vaso era elevada. A media tarde, salió el sol, y a pesar de que alzó de nuevo el precio al normal, tenía filas de chiquillos en su puesto.  La cantidad de mercancía (1 galón) era demasiado baja y la demanda a 25/vaso en un día soleado es muy alta. Gordon se quedó sin limonada (mercancía) en 15 minutos.

Gordon calculó que podría duplicar la venta de limonada si los chiquillos de la calle colindante supiesen de la existencia de su “kiosco” así que esa noche decidió anunciarse. Hizo un gran cartel y lo pegó en el buzón de correos del barrio. Las ventas se triplicaron en una semana.

Ese fin de semana, intentó un medio de propaganda nuevo. Pegó folletos en todas las puertas de los garajes. Las ventas no incrementaron así que volvió a su antiguo método de anuncio, el cartel. Puso uno en cada cruce que había cerca de su casa. Las ventas se triplicaron de nuevo.

Mientras Gordon elaboraba los carteles, tenía que decidir sobre la estrategia o enfoque que le daba a su limonada. La limonada era de la mejor calidad, hecha a mano con limones frescos, agua limpia embotellada y hielo escarchado. A 25 centavos por vaso, su bebida costaba menos que en la tienda local, pero más que un refresco de la nevera de casa. Por otro lado, Gordon servía su limonada con hielo, una característica muy popular en los días de mucho calor.

Gordon no quería elegir un plan de “servicios” debido a que en muchas ocasiones sus clientes tenían que esperar en fila. Al final, eligió su estrategia. Decidió enfocar su producto por las características especiales, así que tituló sus carteles “LIMONADA HELADA”.

A medida que se corrió la voz acerca de la limonada de Gordon, los chiquillos del barrio hacían cola todos los días. Gordon trabajaba lo más rápido que podía, pero aun así veía como algunos de los niños se marchaban antes de ser atendidos.

Sabía que podía vender más limonada si tenía ayuda así que contrato una empleada, Noni. Ella acordó trabajar por 1 dólar vendiendo, sirviendo y cobrando. Gordon continuó haciendo limonada en la cocina de su madre.

Una semana más tarde, Noni se quejó:

-¡Esto es mucho trabajo por un dólar al día! Quiero que me pagues más.

-Deja que lo piense, y ya te contestaré.

Gordon lo pensó una o dos veces. El lunes por la mañana cuando fue a abrir el puesto de limonada, encontró que Noni estaba de pie por fuera con los brazos cruzados.

-Estoy en huelga, no trabajaré hasta que me pagues más.

Gordon contemplo la idea de contratar a otra persona, pero Noni ya conocía el trabajo y además un dólar por día realmente no era mucho dinero.

-Vale, vamos a hablar de la compensación.

-¿Qué es la compensación?

-Es lo que obtendrás por tu trabajo.

-Vale, pues yo quiero que mi compensación sea de dos dólares por día.

Gordon se regañó:

-Yo no quiero pagarte un salario de dos dólares por día sin tener en cuenta lo que trabajas, de esa forma si trabajas muchas horas no sería justo para ti, y además en un día de lluvia yo pierdo dinero.

-¿Qué te parece un sueldo por horas? Me podrías pagar cincuenta centavos por hora, así que cuando trabajo pocas horas cobraré poco, y si trabajo mucho ganaré mucho.

-Yo tengo una idea mejor. ¿Porqué no te pago comisión? ¡Te daré un níquel (5 centavos) por cada vaso de limonada que vendas! Sí vendes mucho, ganas mucho dinero, pero si no, por lo menos yo no pierdo dinero.

-Vale –dijo Noni– pero quiero 50 centavos el día garantizados, así cuando llueva no trabajaré gratis porque nadie sale en la lluvia.

Gordon accedió:

-Me parece justo, pero se deduce de tus comisiones, así que si un día de lluvia consigues vender el mínimo, los 50 centavos, yo no te debo nada.

Noni sonrió:

-Me suena justo, así que vamos a trabajar.

Mientras Noni servía el primer vaso, Gordon le dijo:

-Incluiré algunos beneficios. Puedes tomarte dos vasos de limonada al día.

Gordon hizo una lista de todo lo que tenía en su empresa:

  1. Una bolsa de limones
  2. 10 libras de azúcar
  3. 20 libras de hielo
  4. 1 jarra
  5. 50 vasos de papel
  6. El puesto, hecho de cajas de empaquetar
  7. $5.25 en una caja de zapatos
  8. 2 cajas de manzanas vacías para sentarse

Este listado es el “Activo” de Gordon. El dinero en efectivo $5.25 es la “Caja”. Gordon no tiene previsto vender la jarra, el puesto, las cajas de manzanas, así que esto compone su “Mobiliario” (el padre de Gordon lo llama “Activo Fijo”). Los limones, azúcar, hielo y vasos es el “Activo Circulante”.

Después Gordon apuntó todas las deudas que tenía su negocio de limonada. Estos son gastos, riesgos, Pasivo.

Con la ayuda de su padre, Gordon listó su activo y pasivo en un solo papel, que se llama una “Hoja de Balance” (un extracto financiero que muestra, en una fecha concreta, lo que la empresa tiene y debe).

La Sra. Jones quería llevarse un galón de limonada para el cumpleaños de su hijo, y pagarle a Gordon más tarde cuando fuera al banco. A Gordon le gustaba la Sra. Jones, así que accedió. Escribió en un papel “Clientes” apuntando el nombre de la Sra. Jones, la fecha y la cantidad que le debía, el concepto y la fecha en que le pagaría.

La Sra. Pigg estuvo de acuerdo en prestarle a Gordon un paquete de azúcar con el compromiso de que Gordon lo devolviera en un plazo de una semana. Gordon lo apuntó en su hoja “Proveedores” el nombre de su madre, la fecha, la cantidad de dinero pendiente de pagar, concepto y fecha estimada de pago.

Gordon también organizó con el Sr. Citrus, la entrega a domicilio de dos cajas de limones por semana y acordaron que saldaría su cuenta al final de cada mes. Tenía su pequeña lista de proveedores.

A estas alturas, Gordon tenía tochos de papel por toda la casa así que archivó los papeles en una carpeta de anillas y la etiquetó “Diario” de esa forma no se perdería nada. ¡La siguiente semana no encontró la carpeta durante tres días!

A la Sra. Jones le encantaba la limonada que hacía Gordon y pronto se lo dijo a todas sus amigas. Gordon tenía ya 6 señoras que le compraban un galón de limonada a la semana y le pagaban a finales de mes. Los “Clientes” de Gordon eran una parte muy grande de su negocio.

Esa semana cuando fue a comprar “mercancía” se encontró con que no tenía suficiente efectivo para comprar los limones, azúcar y hielo. Gordon examinó su Diario, no faltaba dinero, pero sus clientes no le pagaban hasta final de mes (la próxima semana), así que hasta entonces no tenía dinero para comprar. Gordon tenía un problema de “efectivo”.

Gordon fue a su padre.

-Papa, necesito que inviertas algo más de dinero.

El Sr. Pigg dejó su periódico y escuchó mientras Gordon le explicaba su problema.

-Lo que necesitas es una línea de crédito.

El Sr. Pigg le dio una línea de crédito de $40. Gordon podía utilizar la cantidad de este dinero que le hiciera falta cuando quisiera, pero tendría que pagar un centavo al mes por cada dólar que el Sr. Pigg le prestara. El centavo es el “interés”. En este caso, Gordon pagaría un 12% de interés por el dinero que utiliza, los intereses se calculan por año, así que un 1% por mes es igual que un 12% anual.

A Gordon no le gustaba pagar interés, así que cuando cobró lo que tenía pendiente de sus “Clientes de Crédito” (gente que compra ahora y paga después) le explicó muy amablemente a todos que en un futuro recogería el pago al entregar la limonada. Una de las señoras dejó de comprarle la limonada, pero consiguió saldar su línea de crédito y dejó de pagar interés. Gordon empezó a guardar el dinero que no necesitaba para comprar mercancía, en una “cuenta de ahorro”. El dinero ahorrado tenía ganancias.

Durante la primera semana de julio a Gordon se le agotaba cada vez más temprano la limonada. En vista de que no había nuevos niños en el barrio, este hecho debía ser porque sus clientes habituales estaban gastando más. Esa tarde decidió hablar con los chiquillos mientras Noni les servía la limonada.

-¿Cómo es que compras más limonada en estos días?

Todos los chiquillos tenían la misma razón:

-El Sr. Rogers nos ha contratado para recoger sandías, así que tenemos bastante dinero, y nos gusta comprar mucha limonada.

Gordon reconocía un periodo “BOOM” cuando lo veía. Hizo dos veces más cantidad de limonada que la habitual y subió el precio a 30 centavos por vaso.

A Gordon le fueron tan bien las cosas en su puesto de venta de limonada que comenzó a pensar en la posibilidad de abrir otro en la siguiente vecindad. Fue con su bicicleta a echar un vistazo. Eran las 3 de la tarde y no veía niños, ni juguetes, ni coches llenos de chiquillos que iban a entrenar. Solamente entradas de gravilla y unas señoras mayores hablando en un porche. Gordon hizo una señal de negación con la cabeza a sí mismo y con las mismas continuó para su casa.

La Sra. Pigg le preguntó sobre su paseo en bici.

-La siguiente calle tiene una demografía equivocada para un puesto de limonada, Mamá.

-¿Qué quieres decir, hijo?

-Yo le vendo la mayoría de la limonada a niños, la demografía para mis clientes está por debajo de los diez años. La calle de al lado no tiene niños, así que no hay un mercado para mi limonada en esa la calle. Nadie allí compraría limonada.

Gordon pensó durante un minuto:

-Pero sería un sitio genial para un puesto de venta de té helado.

-Papá, este libro dice que todos los pequeños empresarios deben tener un seguro.

-Así es.

-Yo soy un pequeño empresario, así que necesito un seguro. ¿Qué es?

-Cuando tienes seguro, pagas una pequeña cantidad de dinero todos los meses, y si ocurre algo terrible la compañía de seguros lo paga.

-No lo entiendo.

-Vamos a suponer que tu puesto de venta se colapsa y que se cae encima de alguien causándole heridas de forma que hay que hospitalizarle durante 2 semanas. Legalmente es culpa tuya si tu puesto de limonada se le cae a alguien encima y por lo tanto debes pagar por ello. Pero si tienes un seguro de riesgo, el seguro paga las facturas del hospital.

-¿Dónde puedo adquirir un seguro?

-¿Sabes qué, Gordon? Yo te aseguraré tu negocio por $10 dólares al mes, te daré cobertura de riesgo, de propiedad y de interrupción.

-¿Qué es seguro de propiedad y de interrupción?

-El de propiedad asegura las propiedades, en este caso tu puesto, y repone tu inventario en caso de perdidas. El seguro de interrupción te paga las pérdidas de las ventas que no puedas hacer.

Gordon acepto la oferta de su padre, y le pagó los $10 para asegurarse.

De vez en cuando, Gordon oía como algunos de sus clientes preguntaba que si no vendía algo más que limonada, que querían algo diferente. Gordon empezó a rebuscar en la cocina de su madre. Encontró tres sabores nuevos. Limonada rosada, de uva y de zarzaparrilla.

La limonada rosada y de uva tuvieron un éxito instantáneo, pero a nadie le gusto la limonada de zarzaparrilla. Gordon dejó de elaborar la limonada de zarzaparrilla e inventó la limonada de chocolate que se convirtió en el sabor más vendido a los chiquillos menores de cinco años. Como Gordon había elegido las características de su limonada como plan de promoción, los nuevos sabores ayudaron a construir la imagen de su “kiosco”.

Gordon se sentó, a mediados de julio, para intentar calcular cuánto dinero había ganado y gastado hasta la fecha. Le costó casi toda la noche, pero con la ayuda del Sr. Pigg, logró plasmarlo en un informe. A partir del 15 de julio, ya sabía exactamente lo que había ingresado y gastado. El informe se llama “Cuenta de Resultados”.

El martes por la tarde, una de las cajas de manzanas colapsó y Noni cayó dándose un fuerte golpe en el codo. Su madre la llevó al médico mientras todos los chiquillos del barrio esperaron por fuera de la casa de Noni hasta que llegó con el brazo vendado. Gordon ese día no vendió nada de limonada a causa del escándalo.

Esa tarde los padres de Noni hicieron una visita a los padres de Gordon. Debido a que Noni estaba en casa de Gordon, sentada en la caja, cuando se cayó, los padres pensaban que el asunto era responsabilidad de Gordon, y por lo tanto legalmente responsable de los daños que había sufrido. Por suerte, el seguro de riesgos que tenía Gordon cubría los daños que había sufrido Noni.

Gordon paso a visitar a Noni después de la cena, llevándole una cinta de música de regalo. Al día siguiente, Noni fue a trabajar. Le encantaron las nuevas sillas plegable que había comprado Gordon. Gordon se dio cuenta de que al herirse Noni en su puesto de trabajo creó una mala imagen de su negocio, en otras palabras, afectó negativamente su imagen. Lo que ayudó a mejorar la imagen de su negocio fue el hecho de que Noni se incorporara al día siguiente y que tenía unas sillas nuevas más seguras para sentarse. Las cosas que hacía Gordon para mejorar su imagen se llaman “Relaciones Públicas”.

Las sillas nuevas durarían por lo menos cinco años, así que Gordon ese verano descontó una quinta parte del precio del valor de las sillas de su inventario. Sabía bien que en el plazo de cinco veranos necesitaría reponerlas antes de que se rompieran y dañaran de nuevo el brazo de Noni. La deducción del valor de las sillas se llama “depreciación”.

Gordon observaba a Noni mientras trabajaba la semana siguiente cuando su brazo ya estaba bien. (Ver como alguien trabaja se llama “Evaluación de Actuación”). Se dio cuenta que ella servía 3 vasos cada cinco minutos. Fijándose de cerca, observó que cada vez que Noni servía un vaso tenía que coger el siguiente vaso de una bolsa plástica que estaba debajo de la mesa. Gordon apiló los vasos todos juntos encima de la mesa y Noni inmediatamente comenzó a servir diez vasos cada cinco minutos. La eficiencia de Noni, su habilidad de trabajo sin estorbo, mejoró notablemente.

El día siguiente, Gordon se dio cuenta de que habían tantos niños esperando para comprar limonada que Noni se ponía nerviosa y derramaba la limonada que luego tenía que limpiar. Servía una media de seis vasos cada cinco minutos. Gordon noto que, si la carga de trabajo de Noni era muy elevada, bajaba su eficiencia.

Gordon contrató a Max para que ayudara a servir la limonada. Max y Noni tenían una media de diez vasos cada cinco minutos, lo consiguieron después de que Noni le enseñara a Max que los vasos se tenían que tener apilados encima del mostrador. Cuando la carga de trabajo de Noni era razonable su eficacia mejoraba.

Esa noche Gordon compró un exprimidor eléctrico y lo utilizó para exprimir los limones. Ahora podía exprimir seis limones por minuto en lugar de uno cada dos minutos, así que valía la pena la inversión en tecnología.

El miércoles de esa semana, Gordon notó que no aparecían tantos niños y que no utilizaba ni la mitad de la limonada cada día. Comenzó a preguntar qué era lo que ocurría. Todos los niños decían lo mismo:

-Tu limonada sigue siendo la mejor, pero como ya no hay sandías que recoger, tenemos poco dinero, solo el que ganamos cortando el césped o haciendo de canguro… Y es difícil comprar mucha limonada cuando también quieres ir al cine. Gordon se dio cuenta que la economía del barrio estaba en recesión, redujo su precio a 20 centavos y recortó su producción de limonada a la mitad.

Gordon decidió vigilar la economía que es la forma en la que el dinero, los productos y los servicios se afectan entre sí. El Sr. Pigg sugirió que leyese Forbes, Fortune, BusinessWeek y The Wall Street Journal, porque contenían artículos escritos por economistas, gente que estudia la economía. Gordon no se podía permitir comprar esas revistas o periódicos con su presupuesto, así que comenzó a leer la sección de negocios del periódico local.

El 31 de julio era el final del mes así que Gordon calculó cuanta limonada había vendido, cuanto había gastado en provisiones y cuánto dinero le quedaba. Al ver que no tenía tanto dinero como había pensado le pidió ayuda a su padre.

El Sr. Pigg era un contable, así que le hizo una auditoria a Gordon. Gordon le mostró al Sr. Pigg su diario. El Sr. Pigg comprobó que todo estaba correcto. Juntos comprobaron las provisiones de limones, azúcar, hielo y vasos. Todo estaba en orden, exceptuando que no tenía el dinero que debería tener. El Sr. Pigg tenía la sospecha que algún empleado estaba llevándose el dinero en lugar de ponerlo en la caja de zapatos. Eso se llama robar.

Al día siguiente, Gordon observaba el puesto de limonada. Cuando había pasado el día, Gordon contó los vasos, cuanta limonada había vendido y el dinero. Había un dólar menos de lo que debería haber.

Gordon se enfrentó con Max y con Noni, y les pidió que vaciaran sus bolsillos. Max tenía cuatro monedas de un cuarto de dólar en su bolsillo y confesó llevárselas de la caja de zapatos mientras nadie miraba. Gordon le quitó el dinero y le despidió. Gordon calculó que Max había sustraído un total de diez dólares en el tiempo que había estado trabajando.

Después de haber despedido a Max, Gordon contrató a Chad para mezclar la limonada y le pagaba un dólar por cada galón que producía. El dinero que le pagaba a Chad era la parte proporcional de mano de obra del producto. Gordon trabajó en el puesto para poder echar un ojo a la caja de zapatos. Los esfuerzos que hacía Gordon para dificultar o impedir que sus empleados le robaran se llaman “control interno”.

Ese mes Gordon tenía dos chiquillos vendiendo limonada en el puesto, uno repartiendo a las cinco mujeres del barrio y otro mezclando en la cocina. Gordon era el encargado, estaba al cargo de asegurarse que todos cumplían con su trabajo. Noni y Joni eran los vendedores; vendían la limonada en el puesto. Chad hacia el ensamblaje, él mezclaba la limonada en la cocina. Chad era un trabajador cualificado, ya que fue instruido para utilizar el exprimidor eléctrico. Andrea hacía de transportista, ella repartía la limonada a las mujeres que lo compraban por galón. Esto no requería instrucción así que Andrea era un trabajador no cualificado.

Al poco tiempo, un día estaban Gordon y Noni sirviendo a sus clientes cuando pasó Max por allí:

-¡Gordon, idiota, te voy a dar!

Mientras Gordon giraba para mirar quién era, vio como un montón de naranjas podridas le caían encima. Las naranjas se esparcieron mientras el puesto se colapsaba. En el suelo Gordon y Noni estaban magullados por las naranjas podridas y manchados de limonada. Gordon no se lo podía creer. ¡Lo último que se esperaba era un ataque terrorista! Afortunadamente el seguro cubría sus bienes y pudo reponer el puesto de limonada destrozado. Ese día le dio a Noni un dólar extra porque tuvo que irse a casa a lavarse el pelo.

Después de que Max rompiese el puesto de limonada, Gordon contrató a su tío Charlie, un abogado, para que escribiera una carta amenazadora dirigida a los padres de Max. La carta describía los problemas que tendría Max si no dejaba a Gordon en paz. Max se mantuvo a distancia y Gordon pagó los honorarios legales con limonada.

Al día siguiente, nadie había pasado a comprar limonada hasta que llegó Stacy después de la hora del almuerzo.

-¿Saben que Max a puesto su propio puesto de limonada? Está cobrando solamente 15 centavos por vaso así que parece que tienes competencia.

-Si me compras diez vasos de la limonada de Max te pagaré un dólar y toda la limonada que puedas tomar.

Stacy volvió a los cinco minutos con los diez vasos de limonada.

Gordon le ofreció un trato a los siguientes diez niños que pasaron por allí. Le dio a cada uno un vaso de la limonada de Max y un vaso de la suya.

-¡Si prueban estas dos limonadas y me dicen cual prefieren tendrán otro vaso gratis!

Mientras los chiquillos probaban las limonadas Gordon apuntaba cuál de ellas preferían y la razón que daban. Lo que hacía Gordon se llama “Sondeo de mercado“.

Los resultados de Gordon le demostraron que a los niños les gustaban las limonadas por igual pero que preferían los vasos de tortuguitas que tenía Max ante los de cerditos  que utilizaba Gordon. Gordon tenía 200 vasos de cerditos y no podía permitirse tirarlos a la basura y comprar otros así que compró una caja de cañitas con tortuguitas y bajó su precio a 15 centavos, cuando se le agotaban los vasos de cerditos (sus favoritos) los reponía con vasos de tortuguitas.

Max solamente tenía un sabor de limonada, que tenía el mismo precio que la limonada de Gordon, y cuando se le acabaron los vasos de tortuguitas, empezó a usar unos vasos de pavos que habían sobrado de la fiesta de Acción de Gracias. Pronto, los chiquillos volvieron al puesto de Gordon, donde tenían cuatro sabores distintos y con vasos de tortuguitas por el mismo precio.

Los precios, los sabores y los vasos de Gordon formaban una buena barrera de entrada al mercado y Max acabó cerrando su puesto después de una semana sin prácticamente haber vendido nada. Gordon subió de nuevo su precio a 25 centavos.

Dos días más tarde un camión de cemento paró por fuera de la casa de Gordon para poner una nueva plancha donde aparcarían el coche. El camión tuvo una avería y durante tres días Gordon no tenía sitio para poner su puesto de limonada. El seguro contra “interrupciones” le pagó a Gordon los ingresos perdidos por culpa del camión.

El Sr. Pigg se retiró del negocio de los seguros y aseguró a Gordon dentro de la póliza de riesgos que tenía para su hogar.

A mediados de agosto, la familia de Gordon estaba preparada para ir a Disneyland. Gordon quería vender el puesto de limonada. Con su padre contó el activo de su negocio (el efectivo en la caja de zapatos y en el banco, el puesto, las sillas, los materiales y el inventario) de ahí restaron el dinero que debía (pasivo).

El valor que les quedó, que se llama “Patrimonio”, era de 100 dólares. Por la inversión de 20 dólares al Sr. Pigg le correspondía la mitad del Patrimonio, un valor neto de 50 dólares. El valor neto de Gordon era también de 50 dólares.

Cuando Gordon le vendió el puesto de limonada a Chad, Noni, Joni y Andrea por 25 dólares a cada uno, Gordon cogió sus 50 dólares. Se gasto diez dólares en Disneyland y los $40 restantes los ingresó en una cuenta en Bolsa.

El próximo año financiaría el puesto de limonada el mismo.