Ante los nuevos cambios producidos en las organizaciones como consecuencia de la digitalización y la industria 4.0, el mindfulness está demostrando ser un aliado eficaz para ayudar a las empresas a superar los nuevos desafíos.

Para los que no estamos familiarizados, el mindfulness le permite a uno hacer una pausa en medio de la afluencia constante de estímulos y decidir conscientemente como actuar, en lugar de reaccionar con patrones de comportamiento arraigados. De esta forma, el mindfulness contrarresta los desafíos de la era digital con su sobrecarga de información y su constante distracción.

Los beneficios del mindfulness están comprobados. Los programas de mindfulness ayudan a los líderes y empleados a reflexionar de manera efectiva, a centrarse en la tarea en cuestión, a dominar los niveles de estrés y a recuperarse de ellos rápidamente. Si hablamos de las organizaciones, el mindfulness reduce los días de baja, aumenta la confianza en el liderazgo y aumenta la participación de los empleados. Además, el mindfulness ayuda a descubrir todo el potencial de las transformaciones digitales. También permite a las personas fortalecer su capacidad de adaptación al cambio y a las situaciones ambiguas. Crea agilidad mental y ayuda a mirar hacia dentro para encontrar respuestas.

Sin embargo, la integración del mindfulness en el contexto corporativo puede ser un desafío. La mayoría de las empresas han sido moldeadas por la tradición para enfatizar la excelencia funcional sobre la agilidad, así como los sistemas que favorecen la pericia sobre la mentalidad abierta. La resistencia al cambio y la sobrevalorización de la experiencia son algunos de los inhibidores.

En su libro “Altered Traits”, Daniel Goleman y Richard J. Davidson, sintetizan tres beneficios comprobados del mindfulness que combinados permiten a las personas actuar de manera más efectiva en entornos impredecibles:

Mantenerse tranquilo y con la mente abierta. Las prácticas de mindfulness, como la meditación, están asociadas con un decremento de la densidad de materia gris en la amígdala, la región del cerebro que inicia una respuesta al estrés. Esto reduce la inclinación a interpretar un entorno incierto como una amenaza y, por lo tanto, reaccionar a la defensiva. De esta forma, el mindfulness mejora la agilidad mental, permitiendo que las actitudes cambien de “pero siempre lo hemos hecho así” a “veamos qué pasa si probamos un nuevo enfoque”.

Habilidad cognitiva. El mindfulness mejora la memoria a corto plazo y la capacidad de realizar tareas cognitivas complejas. También libera a las personas para que piensen de manera innovadora, lo que les ayuda a superar la complejidad. En el contexto del desempeño en el lugar de trabajo, los resultados probados incluyen una mayor calidad en la toma de decisiones estratégicas y una colaboración más efectiva.

Enfoque y claridad de pensamiento. Como observó el premio Nobel Herbert A. Simon, “una gran cantidad de información crea una pobreza de atención”. Esta idea, articulada por primera vez en 1971, es más precisa hoy que nunca. Mantener un enfoque fuerte en este momento de sobrecarga de información digital, por lo tanto, es esencial.

Cómo las compañías pueden inculcar el Mindfulness

Para aprovechar por completo los beneficios, las empresas deben personalizar sus programas de mindfulness. Muchas organizaciones han logrado buenos resultados comenzando con un pequeño programa piloto, como proporcionar un curso de mindfulness a sus directivos.

Además de capacitar a los ejecutivos, las organizaciones deben valorar si ofrecer formación a todos los empleados. Muchas personas están dispuestas a probar la meditación, pero no saben por dónde empezar. En un curso de un día podemos aprender las nociones básicas, como la respiración o la meditación, para que los empleados puedan continuar por su cuenta.

Algunas organizaciones, como Google, LinkedIn y Twitter, ofrecen meditaciones guiadas durante el horario laboral. Google también ha establecido almuerzos silenciosos y salas silenciosas, donde los empleados pueden ir a “reajustar su forma de pensar” en medio de una intensa jornada de trabajo.

Los principios del mindfulness también pueden ayudar a los equipos a colaborar de manera más efectiva. Por ejemplo, si los miembros de un equipo dominan la capacidad de escucharse mutuamente con atención y sin interrupciones, promueven un pensamiento más libre y creativo. Y una cultura de equipo que valora la apreciación sobre la crítica ayuda a construir transparencia y apertura.

Para aquellas empresas interesadas en adoptar el mindfulness, el imperativo es claro: seguir un enfoque holístico y bien diseñado para aplicar esta solución centenaria a los desafíos de la era digital.

Fuente: Knowledge@Wharton